jueves, 1 de septiembre de 2011

Dos Horas


Sopla el viento y se cubre la cara,
crudo y frío invierno que la azota;
del trabajo al liceo y no para,
vuelve a descansar ya rota.

Después viene el sueldo del mes,
qué codo ni qué economía,
el sumun de la plusvalía.

Yo la veo dos horas
y me da por un día,
triste es la conformidad,
así es la vida;
una niña estudiosa,
aplicada en la escuela,
tanto la puedo quebrar
aquella pena.

¿Por qué? ¿Para qué ir a estudiar?
Con quince la ves diferente,
con veinte entendiste, por suerte.

Hoy salís, otra mañana
uniforme y la mochila,
pronta a ir a marcar tarjeta
y a opinar de plusvalía.

Yo no dejo de admirarte
tu paciencia y valentía
pa´lidiar con este mundo,
cosa que yo no podría.

Ya ves, está todo al revés,
un día esperando impaciente,
dos horas tan solo pa´verte.

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