Sopla el viento y se cubre la cara,
crudo y frío invierno que la azota;
del trabajo al liceo y no para,
vuelve a descansar ya rota.
Después viene el sueldo del mes,
qué codo ni qué economía,
el sumun de la plusvalía.
Yo la veo dos horas
y me da por un día,
triste es la conformidad,
así es la vida;
una niña estudiosa,
aplicada en la escuela,
tanto la puedo quebrar
aquella pena.
¿Por qué? ¿Para qué ir a estudiar?
Con quince la ves diferente,
con veinte entendiste, por suerte.
Hoy salís, otra mañana
uniforme y la mochila,
pronta a ir a marcar tarjeta
y a opinar de plusvalía.
Yo no dejo de admirarte
tu paciencia y valentía
pa´lidiar con este mundo,
cosa que yo no podría.
Ya ves, está todo al revés,
un día esperando impaciente,
dos horas tan solo pa´verte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario